Adiós, mi Lunita :(

Sábado 22 - Está en mi memoria, ha estado presente, en mi mente, desde la mañana, o desde la noche anterior, donde se extrañaba su calorcito... su olor, cuando la abrazaba, la apretaba, aunque regañara. En la hora de almuerzo, cuando ya no hay nadie bajo la mesa, esperando que caiga algo de lo que comemos... a veces me parece sentir sus patitas caminando por el pasillo, pero no, ya no está. La extraño, echo de menos su hermosa carita, sus ojitos brillosos... pero la tristeza de su pérdida me ha llegado con extrema calma, y me molesta. Quisiera parecerme un poco a mi mamá, quien no teme gritar sus emociones, quisiera que me brotara el llanto, así como me suele brotar la carcajada... pero no puedo, no sale y eso me da miedo. Tengo miedo de que tantos años reprimiendo mis sentimientos, tal vez por dar espacio a quienes simplemente son incapaces de minimizarlos, me haya vuelto una persona fría, insensible. Eso es lo que mi mamá piensa (de mí y mi papá) y en verdad me duele mucho. Mientras íbamos en la micro, camino a la Iglesia (para oír la misa), me sentí triste, pero fue en el momento de sentarme en uno de los banquillos de la parroquia, en que pude llorar... y me sentí aliviada, me sentí bien: triste, pero viva. Me alivió el redescrubrir que no soy de piedra, que podía sentir... No sé por qué tengo tanto miedo a perder mi esencia, a deshumanizarme, a volverme de roca y hierro. Quiero imaginar que se encuentra trotando en un jardín de nubes... y que agita su colita, mientras va cortando las flores nuevas, y de vez en cuando, es sorpendida con una flor en el hocico, pero ya no se tira al suelo con las patitas hacia arriba, pidiendo perdón, pues sabe que ha hecho algo malo, porque ya no la retan; Dios le sonríe y ella sigue trotando... feliz. Adiós, mi Lunita.



Quiero que me domestiquen...

Hace dos días me leí por primera vez la clásica obra de Antoine Saint-Exupéry "El Principito". Si, recién a mis 21 años.. no digan que no tuve
infancia (ya me lo han dicho, por no haber visto Bambie o el Rey León ¬¬). Decidí leerlo, porque me dijeron que lo leyera, así de sencillo. En una conversación en medio de un asado dieziochero, salió el libro y a la audiencia le pareció inaudito que yo no lo hubiese leído y por ende, no tuviese opinión al respecto. Esta semana larga me pareció perfecta para hacer esas pequeñas cosas al parecer carentes de importancia, pero que me siento en la necesidad de realizar; leer "El principito" fue una de ellas, se viene la trilogía del Padrino y elevar volantines... Y bueno, lo cierto, es que me hizo sonreír, me enterneció y me fue posible rescatar hartas cosas... una de ellas es que comprendí que quiero que me domestiquen: quiero que me cuiden, que me necesiten, que me quieran como a La flor... quiero dejar de ser una entre miles semejantes, quiero ser única en el mundo, para aquél que es único en el mundo para mí. Porque claro, quiero que me domestiquen, pero no cualquiera, quiero que me domestique MI príncipe.


Déjame ser el eco, del eco, del susurro de tu voz ya perdida entre las montañas,
la sombra de la gaviota que vuela ligera, se aleja, se despide, ya no vuelve.
Déjame ser el perfume de la primera flor que abre en primavera, la fragancia que apenas se percibe se confunde, se mezcla, se desintegra.
Déjame ser el crujir de las hojas volviéndose polvo con el tiempo,
o el grano de arena que se derrumba, que es arrastrado por el viento.
Déjame ser la mota de polvo que se desliza libre y serena,
inmutable, vagando entre el haz de luz entrando por tu ventana y la oscuridad del rincón.
Deja que me pierda en el sueño de nadie, en el país del olvido
Déjame en la nada.. en la na..
no existo, no soy