¿Cómo saber si soy yo la que estoy equivocada, si soy yo la que estoy mal y no el resto?
Generalmente tenemos la sensación de que es el mundo el que se ha puesto en nuestra contra, y entonces surge el sentimiento de autocompasión que nos dice cuán injusto es que nos encontremos completamente solos luchando contra el mundo.
Pero la verdad es que ellos están equivocados, sé que lo están; lo sé con la misma certeza que en otras ocasiones y me vuelvo a sentir como el único cuerdo rodeado de locos.
Se trata de personas que no han sido capaces de superar sus traumas, individuos cuyas almas no han podido sanarse con el tiempo, y que creen que su sufrimiento, sus miedos y temores deben ser experimentados también por sus descendientes, es decir, por mi. Es como si en un acto egoísta y patético, parte del dolor causado por sus trancas se aliviara al ser traspasado a otras personas. Para elos no hay perdón, tampoco hay olvido.
Cada acción que hagamos conduce a una reacción de nuestro entorno, eso está claro, todos pueden entenderlo y resulta lógico; el problema es que muchas veces no somos capaces de predecir dicha reacción y menos de medirla.
Estoy cansada, cansada de nunca cumplir sus expecativas, de no encajar en sus modelos absurdos y rígidos que han construido acerca de cómo debiera comportarme. Es que en ocasiones es el tono de mi voz el que no está bien, o mi silencio, o mi falta de silencio... Les molesta que discuta, que no discuta, que salga, que no salga. A veces me siento atrapada en una caja con personas que no hablan mi propio idioma, porque no comprenden nada de lo que digo.
Pero de nuevo ¿Soy yo, es la muchas veces culpable adolescencia? ¿O existe la pequeña posibilidad de que en realidad ellos estén equivocados? Hablas con ellos, pero destrozan tus palabras y las combinan para formar frases nuevas, frases que tú nunca dijiste, pero que insisten en repetir y denuncian que de tu boca salieron; malentienden o quizás no entienden nada, y se las arreglan perfectamente para dar vuelta todo a su favor... Así son los padres.