Reflexiones de un fin de semana amargo
(por suerte siempre hay otro día)


A veces me siento como un rayito de luz que se ahoga en la oscuridad, se desvanece, se corrompe.

Si sobrevivo, soy fría; si lucho, soy cruel; si tengo un objetivo, se trata de ambición. Si no lloro no tengo corazón, pero si lloro es porque quiero culpar a alguien por mi sufrimiento.
No me gusta la persona en quien me he convertido, el tiempo me ha enseñado a endurecer el corazón, a defenderme del dolor y el precio ha sido olvidar amar. Me cuesta decir " te quiero" y ya no sé si es porque no lo siento o sólo he olvidado cómo y cuándo decirlo.

Esperas que sea tu roca, tu cimiento y yo estoy hecha de arena; esperas que sea capaz de entenderte y yo recién comienzo a entenderme a mí misma. Quisiera que fueras feliz y que yo fuese un motivo de tu felicidad...