Gusto adquirido
Hace mucho que no escribía por estos lados... (no siquiera he escrito en mi cuaderno*) y la verdad es que lo echaba de menos, me hacía falta; encuentro que esto es terapéutico. Si alguien leyera este blog podría pensar que soy una persona depresiva o triste, o que me suceden cosas malas todo el tiempo :S pero afortunadamente no es así. No sé porqué siempre he preferido escribir las cosas tristes, mis crisis internas, mis miedos, mis frustraciones o mis penas, quizás sea por lo que decía antes: me resulta liberador esto de escribir lo que siento, lo que pasa por mi cabeza y que muchas veces quisiera gritarlo, compartirlo con el mundo y no encuento el cómo ni el cuando... Con las alegrías no me sucede lo mismo, porque es un sentimiento desbordante, se traspasa, y espontáneamente se comunica, se contagia. Al menos eso me sucede a mí, me hace sentir como en un musical, con ganas de caminar por la calle saltando (no se preocupen, nunca lo he hecho). Por eso no necesito escribirlo y si lo hago es sólo para recordarlo en la posteridad, para después de bastante tiempo leer y recordar que en tal momento fui feliz. Felicidad... es extraña, llega cuando menos la esperas y así de improvisto se va. Lo más curioso de todo, en mi opinión, es que rara vez estamos concientes de lo felices que somos en el preciso momento en que la felicidad ha tocado a nuestra puerta, es necesario que escape fugitiva para notar su ausencia, y pareciera que se trata de un estado anterior, de un pasado... Con esto no quiero decir que esté deacuerdo con la frase "todo tiempo pasado fue mejor", pero sí pienso que es un estado que tiende a recordarse, a veces incluso con nostalgia (como sucede con la infancia por ejemplo). Siempre he recordado las últimas dos líneas del guión de una película llamada "Thank God He Met Lizzie", donde el protagonista se acaba de casar y recibe una carta de un amigo, quien le pregunta si es feliz o no. Y el protagonista entonces responde: "que si soy feliz... pregúntame en 10 años y te diré si fui feliz". Cuando lo analizo, le encuentro la razón...Bueno, me fui para otro lado. El título no tiene nada que ver con lo escrito antes, sino con lo que brevemente expondré ahora. La gente que me conoce sabe que nunca me ha gustado el café... y por eso no suelo beberlo, sin embargo hace pocas semanas por distintos motivos (entiéndase estudio en la mañana, muy temprano, con frío, en una sala donde hay hervidor y vasos y azúcar y sólo café, no té) me he tomado algunas tasas de café y la verdad es que las he disfrutado, y ahora creo que hasta me gusta... es un comentario sin sentido, pero a lo que voy, es que quizás el café sea uno de esos gustos que se adquieren con el tiempo, esos que de buenas a primeras desagradan, pero al final terminan por pegarse...
1 comentarios:
Unknown dijo...
es que esos cafés en la mañana sí que han sido geniales... a pesar de los pastelitos radiactivos añejos, porque igual estaban ricos...
a ver si se hace tradición y cada vez que nos encontremos estudiando podamos compartir un desayuno; de hecho hasta podríamos turnarnos en llevar algo para no tener que recorrer media ciudad en busca de un acompañante para el cafe... weno, pero creo que ya será para el otro semestre... kedan pocos días de este...
Suerte en todo!